Esfera de Selenita
Esfera de Selenita
La selenita debe su nombre a Selene, diosa griega de la Luna, aquella que recorría el cielo nocturno en su carro de plata iluminando la oscuridad con su resplandor sereno. Cada esfera de este mineral parece contener un pedazo de esa luz, como si llevara en su interior un amanecer perpetuo.
Se dice que tener una esfera de selenita en casa es como invitar a la luna a morar contigo: calma, claridad y protección envuelven el espacio donde descansa. Su energía es suave y, al mismo tiempo, profundamente purificadora: limpia la atmósfera, disuelve densidades emocionales y favorece un estado de paz interior.
La selenita es considerada una piedra de elevación espiritual, un puente hacia planos más sutiles. Se utiliza para armonizar los ambientes, alinear los chakras y acompañar la meditación, pues abre la puerta a la intuición y al silencio interior. Su forma esférica, símbolo de totalidad y de los ciclos eternos, potencia la sensación de plenitud y continuidad de la vida.
En los antiguos relatos se hablaba de la selenita como un cristal capaz de retener la luz de la luna en su interior, protegiendo a los viajeros nocturnos y recordando a los soñadores que siempre hay claridad incluso en la penumbra.
Colocar una esfera de selenita en tu altar, en tu sala o en tu mesita de noche es ofrecerte un recordatorio constante: la luz habita en ti, serena y eterna, como la luna en su ciclo infinito.
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